Podemos pensar que hoy día hemos alcanzado ya la igualdad, (otra cosa es que pensemos si el igualarnos a unos hombres esclavos era nuestra meta), y que todo está ya conseguido. Sin embargo, si miramos un poco más fijamente, queda mucho por caminar. Y en el aspecto de la salud, esto parece ser todavía más claro. Las mujeres tenemos cierta prevalencia mayor (por situaciones psico-sociales aunque también por causas biológicas) de algunas enfermedades. Sin embargo, todo en el sistema sanitario está visto bajo el prisma androcéntrico. E incluso hay estudios que muestran un trato diferencial hacia homrbes y mujeres aun con una batería de síntomas muy similar. Ellas, no lo dudéis, serán siempre las quejicas.
En este informe, se realiza un estudio sobre al morbilidad diferencial por género
http://www.salutxdesenvolupament.org/files/Morbilidad_invisble_y_cooperacion.pdf
Copipego algunos fragmentos:
[Si miramos el mundo en su globalidad el riesgo de mortalidad precoz más elevado en este
momento en el mundo es la muerte por complicaciones durante el embarazo, o el parto o el
aborto.
[…]
A lo largo de la vida de las mujeres existen muchos trastornos que son mucho más predominantes
en el sexo femenino que en el masculino y que se relacionarían precisamente con sus diferencias,
con la menstruación y con el estrés que produce también trastornos de la menstruación o con su
tendencia a presentar más enfermedades endocrinológicas y autoinmunes
[…]
Los factores medioambientales pueden tener efectos directos en la salud reproductiva de los
individuos y debido sobre todo a que la mayoría de productos químicos medioambientales
acostumbran a ser disruptores hormonales o disruptores endocrinos que alteran profundamente el
ciclo menstrual en las mujeres y alteran por lo tanto los parámetros de salud reproductiva. Entre
los productos que se supone que pueden producir alteración endocrina, llamados disruptores
endocrinos hay al menos casi 84 pesticidas y plaguicidas que entre ellos el DDT, el lindano, el
vinclozolín, la dieldrina, la atracina, algunos piretroides y el malation que pueden producir
alteraciones en el sistema nervioso central, en el sistema respiratorio, en el sistema endocrino,
sobre todo en la mujer, afectan a la hormona de crecimiento y pueden también afectar a largo
plazo la mitocondria produciendo alteraciones de cansancio, capacidad de concentración…
[…]
El hecho de que exista una prevalencia diferente entre mujeres y hombres entre algunas
enfermedades, como el hecho del efecto diferente de los impactos y contaminación
medioambiental entre los dos sexos, no eran conocidos por la medicina hasta la última década]
Y en este vídeo (en catalán) Lucía Artazcoz, integrante de la Red de Investigación en Salud y Género, hace un interesante resumen sobre los punto sprincipales de esto:
Para que lo entendamos tod@s:
Las mujeres, por causas fundamentalmetne sociales, tenemos más riesgo de sufrir ansiedad o depresión. Esto tiene mucho que ver con la doble jornada laboral, las exigencias hacia el sexo femenino, etc.
Por causas biológicas, como que tenemos un 15 o 20% más de grasa corporal, almacenamos más ciertos químicos tóxicos liposolubles, como son los disruptores endocrinos, tan comunes entre los agrotóxicos.
Existen también ciertas enfermedades o patologías que en nosotras se manifiestan de forma distinta, como puede ser un ataque al corazón. Y sin embargo, el protocolo se basa en el caso masculino.
Por no hablar de que las pruebas de los medicamentos se realizan fundamentalmente en varones, con el gran sesgo que eso resulta para la efectividad o frecuencia de efectos secundarios en las mujeres.
Resultado? el sistema de salud nos olvida…