Más de salud y mujer

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El uso creciente de sustancias químicas en el lugar de trabajo como método de lucha contra las plagas de insectos o como agentes de limpieza, y sus interacciones, están resultando un serio peligro para los seres humanos. La exposición continuada a estas sustancias en el ámbito doméstico o en lugares públicos, a través del aire, el agua o los alimentos, aunque sea en dosis más pequeñas, multiplica los riesgos y los efectos secundarios en las personas, hasta ahora mal estudiados y poco comprendidos.

Tradicionalmente, el riesgo por plaguicidas se ha vinculado a los procesos de fabricación, formulación y aplicación de esos productos en la agricultura. Sin embargo, la utilización cada vez más frecuente de plaguicidas para desinsectación de edificios está suponiendo un riesgo laboral para muchos trabajadores/ as de oficinas, centros docentes, sanitarios o comercios, con el agravante de que suele pasar inadvertido al no corresponder a la propia actividad o naturaleza del trabajo desarrollado. Por esa razón, casi nunca es identificado ni evaluado y, por tanto, no es adecuadamente controlado.

¿Por qué las exposiciones a pesticidas afectan más a las mujeres que a los hombres? Los insecticidas que tienen moléculas de cloro actúan, además de como neurotóxicos, como disruptores endocrinos. Tienen la característica común de ser solubles en las grasas y, por tanto, se depositan en las células grasas del cuerpo. Dado que las mujeres poseen de forma natural de un 15% a un 20% más de células grasas que el hombre, los efectos a largo plazo serán mucho más prolongados e intensos en el sexo femenino.

Por otra parte, dado que la mayoría de los plaguicidas actúan paralizando el sistema nervioso de los insectos, los efectos neurotóxicos en el ser humano serán más intensos cuando las neuronas dispongan de poca oxigenación (anemia) o de falta de ferritina (carencia que impide el transporte de hierro, en especial en las neuronas).

Y dado que durante la edad fértil (14 a 50 años) la mayoría de las mujeres sufren algún grado de anemia o ferropenia, la vulnerabilidad del sexo femenino a los productos neurotóxicos es, también, superior a la del sexo masculino. En muchos plaguicidas, los combustibles y plásticos actúan como xenoestrógeno (substancias sintéticas que llegan al organismo procedentes del ambiente exterior y que, una vez dentro, se comportan como estrógenos fuertes). Los estrógenos son una de las hormonas sexuales femeninas. En las mujeres expuestas a estas sustancias se ha observado, entre otros efectos sobre la salud, el aumento de la incidencia del cáncer de mama.

Casos de intoxicación
Algunos de los datos que se aportan a continuación se basan en el seguimiento realizado a las trabajadoras y trabajadores del Servicio de Microbiología de un hospital de Barcelona que en agosto de 1994 resultaron intoxicados en su lugar de trabajo por insecticidas ambientales, piretroides y organofosforados. Se hizo un seguimiento de 13 años a 581 personas expuestas (443 mujeres y 138 hombres) y de las personas afectadas (268 mujeres y 10 hombres). Las personas más afectadas fueron las que volvieron a ser expuestas a las fumigaciones durante varios días y las empleadas de limpieza, debido a que la aplicación de productos de limpieza en el suelo y en los rincones se acumula.

Los trastornos que afectan específicamente a las mujeres son aquellos relacionados con la salud reproductiva (malformaciones congénitas, abortos espontáneos, prematuridad, esterilidad) y con el ciclo menstrual (más corto, sangrado abundante, coágulos, incremento del síndrome premestrual, de los fiobras uterinos o la mastopatía fibroquística).

Otros síndromes de las personas expuestas a pesticidas y que son más frecuentes en mujeres son el síndrome de fatiga crónica, el síndrome de estimulación de la autoinmunidad (el cuerpo se defiende de sí mismo) y el síndrome de hipersensibilidad química múltiple (no pueden utilizar aerosoles, no pueden ir a cines o a espectáculos públicos, no pueden estar en las áreas de los supermercados de productos de limpieza, dificultad para respirar al circular por calles con mucho tránsito de vehículos).

La exposición a organoclorados y organofosforados puede producir graves efectos para la salud. El diagnóstico es difícil de realizar y tanto las personas expuestas como las/os profesionales sanitarios pueden atribuir los síntomas a problemas psicológicos. Estos efectos son más graves y persistentes en mujeres. Cuando las personas afectadas se reexponen accidentalmente a uno de estos productos vuelven a reproducir los síntomas. Por todo ello es preciso que éste sea considerado un problema de salud pública y afrontado como tal.

http://www.diagonalperiodico.net/Pesticidas-un-problema-de-salud.html

http://www.diagonalperiodico.net/Agrotoxicos-venenos-cotidianos-y.html?id_mot=109

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